Bodyguard, o cómo intentar hacer un crossover entre House of Cards y el Guardaespaldas.

El titulo resume a la perfección lo que nos vamos a encontrar en la serie. Porque es eso, un intento. Leí en El País, Fotogramas, el Diario, etc; que era una serie con un gran ritmo y, que no era apta para personas con problemas cardiacos, debido a la tensión que destilaba la historia; sobre todo, los 20 primeros minutos, que según estos "expertos", eran de lo mejor que se había hecho nunca en TV.

Ni corto ni perezoso fui a Netflix y la puse el domingo, ya preveía que el Clásico iba a terminar en ecatombe. Me quedé dormido. Pensé: "Bueno, acabas de comer, te has acomodado y has cerrado los ojos sin querer". Ahí tenía que haberla dejado. No lo hice. 

Conseguí ver la serie al completo, pero era un dislate tras otro. La serie arranca con esos "20 minutos de tensión", mentira, un intento de atentado suicida en el tren de Londres, por parte de una mujer con raíces islámicas. El guapo, el Bodyguard, David Budd (Richard Madden; sí, el difunto Rob Stark de Juego de Tronos); salva a todos los pasajeros utilizando una técnica tan absurda como RI-DÍ-CU-LA (leer con voz de Paulina de la Mora, ya me entendéis). Se acerca a la terrorista, y se pega a ella para que no disparen. Menos mal que no era una serie de los Estados Unidos, porque allí les habrían acribillado a balazos, y con razón. Consigue salvarla del fuego amigo y del suicidio. La meten en protección de testigos y nos vamos olvidando de ella.

Este insólito hecho, hace que Budd, el Guaperas, sea ascendido a escolta de la Ministra de Interior, Julia Montague. Intentan matarla, pero él, recío y astuto la saca de un tirotéo en mitad de Londres. Ahí, es cuando vemos que el tirador, era un viejo conocido de Budd, habían servido juntos en Afganistan. El tirador se suicida. Tras ese atentado, la Ministra y Budd, se enrollan en un hotel que habían puesto a disposición de ambos para protegerla a ella. Esta es la parte en la que se parece a El Guardaespaldas, pero sin el carisma de Kevin Costner. 

Asuntos Internos llama a Budd para que espíe los movimientos de la Ministra. A todo esto, Julia, despide a su ayudante. David se comporta como un caballero y la acompaña a la salida. Así va transcurriendo todo, entre sexo, alcoholismo y el espionaje encargado a Budd.

Bien, una vez llegados a la mitad de la serie, son seis episodios y sobran cinco y medio, se ventilan a Julia en un atentado bomba mientras daba un mitin. Las sospechas se ciernen sobre la comunidad islámica que rodeaba a la ministra. Ahí es cuando vuelve a aparecer la terrorista suicida del  principio. Ella dice que conoce a uno de un retrato robot, el mismo que días atrás, había sido recibido por la Ministra en su habitación del hotel.

Budd, no puede con su depresión e intenta suicidarse, más o menos en el episodio cuatro, quedaban dos, ya sabíamos que no se iba a morir. Le han cambiado las balas de verdad por unas de fogueo. Alguien había entrado en su casa. Se pone a investigar.

Llega a la conclusión de que el Primer Ministro quería matar a Julia por un secreto de su pasado relacionado con drogas y el abuso sexual a una mujer. Aquí es dónde esto se parece, en parte, a House of Cards, tanto a las buenas, como a las malas temporadas. 

Sigue investigando y se entera de que la ayudante, sí, la misma a la que habían despedido, trabaja con unos terroristas o la mafia, no queda muy claro, y, con la jefa de Asuntos Internos, como con otros políticos, para proteger al Primer Ministro. Sí, ya sé que suena ridículo, pero es así. Al final, Budd, consigue reunirse con ella, pero es una trampa, le meten  una paliza y, cuando despierta, tiene un chaleco bomba puesto en el cuerpo. Consigue salvarse e ir a por los malos, a por los malos malos.

Creo, que es sin duda lo peor que he visto en 2018. Poca serie hay con más agujeros de guión que esta. Es sumamente ridícula y absurda, vale que sea ficción, pero estamos hablando de una serie más o menos aplicable a la vida cotidiana, no estamos hablando de naves espaciales al estilo Firefly o dragones como en Juego de Tronos.  En serio huíd de ella.