Killing Eve T2: Una temporada algo descafeinada.
No sé si es porque la anterior temporada me gustó muchísimo, porque ha bajado el nivel o porque ha pasado mucho tiempo entre que vi la primera y la segunda (y mis recuerdos me han engañado). No lo sé, quizás, por eso me haya parecido algo descafeinada. Me hice con la primera de las novelas nada más salió a la venta, aún así, todavía no he podido leerla, caramba, no hay tiempo para todo y hay que dosificarse. La temporada empieza bien, pero luego flojea. El final sí está a la altura de lo esperado, aunque me da la sensación de que se pierden en episodios intrascendentes. El vestuario y la BSO son algo impecable.
Más o menos, ese sería el resumen. Aunque la cosa va mucho más allá. El arranque es maravilloso. Villanelle está en el hospital tras haber sido operada de urgencia tras la puñalada de Eve. Consigue huir, la rescata un hombre bueno y amable que, en realidad, está como un cencerro y la deja encerrada. Ella, al ver que no tiene más remedio que pedir ayuda, llama al servicio de asesinos. Cosa que debe ser como llamar a un restaurante y que te preparen un menú para llevar. Recibe una negativa por respuesta y se ve obligada a actuar por su cuenta. Esto hace que tenga que lidiar, posteriormente, con un limpiador. Uno de esos asesinos que matan a asesinos. Algo así como John Wick. Eve, por su parte, consigue volver al servicio secreto, pero no está muy de acuerdo con las diferentes decisiones tomadas por sus superiores. Ella quiere regresar a la caza de Villanelle, pero no puede; lo que hace que la busque por otro lado.
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