Succession: T2. Un homenaje a Match Point.
Si hay a algo a lo que recuerde esta segunda temporada de
Succession (estoy deseando que llegue ya la tercera) es a Match Point. O a “Crimen
y Castigo” de Dostoievski, pero seamos serios, nadie puede igualar la magia del
genio de Nueva York. Quién haya visto Match Point con la impresionante Scarlett
Johansson que, como bien dice en la película, “No soy guapa, soy sexy”, sabe a
qué me estoy refiriendo.
Toda la temporada está hilvanada con la sutileza de un relojero.
Nada queda al azar. El ritmo pausado (algo más rápido que en la anterior
temporada, pero sin llegar a correr), la fotografía (igual de exquisita) y, con
un guion que haría palidecer a todo escritor; son las señas de identidad de
esta joya de HBO. Todos los personajes tienen tantos pliegues que no sabes cómo
van a llegar a actuar. Lo que en un principio veías como claro y cristalino,
ahora, te parece turbio y bochornoso. El crimen, la culpa y el castigo son la
impronta de esta temporada, de ahí que todo recuerde al Woody Allen capaz de
hacer esa obra maestra del cine.
La serie es su mejor heredera, no solo por el ambiente y las
puñaladas traperas que se propinan entre todos los personajes, no, también por
la delicadeza que se respira en cada escena, en cada detalle. El Doctor Robert Ford,
dice que “La gente vuelve a Westworld por los detalles, porque ven algo que
nadie más ha visto antes”, pues con esa intención está construida la temporada y
la serie, (sí, he conseguido meter Westworld en una review que nada tiene que
ver).
Soy consciente de que la estamos viendo cuatro gatos, pero
no importa. En ese sentido, se parece a otra de las obras maestras de la casa,
a The Wire. Me alegra que lleve el sello de HBO, porque no esperan tener
audiencia, solo esperan que sus productos funcionen y confían en ellos. Siguen
a años luz de Netflix. Succession es, sin duda, la mejor serie que no estás
viendo.
Comentarios
Publicar un comentario