The Mandalorian 1x03: Todavía hay honor en la galaxia.
Nuestro héroe, Mando, completa el encargo de forma
muy satisfactoria lo que hace que obtenga una gran recompensa por parte del
alto cargo del ya extinto Imperio Galáctico. Al resto de cazarrecompensas, no
les hace demasiada gracia que él tenga el honor de haber sido el único en
lograr un objetivo como ese. De ahí, que el rencor y la tensión se palpen en el
ambiente.
Una vez que Mando ha cobrado su recompensa y, acude a que le
forjen una nueva armadura (por favor, que los momentos Forjado a Fuego
no se acaben nunca. Son algo espectacular), se enfrenta a otros Mandalorianos
porque consideran que ha sido innoble. Allí, demuestra que él sigue respetando
las leyes básicas del código Mandalor y que, por eso, tiene el mismo
derecho que el resto a llevar esa coraza. Cuando se dispone a marcharse del
planeta, recapacita y vuelve a por nuestro querido Bebé Yoda. Y claro, la cosa
se complica. Los tiroteos se van sucediendo uno tras otro. Él ha roto las
reglas básicas de los cazarrecompensas y estos se lo harán pagar. O bueno, lo
intentarán.
Pocos diálogos y mucha acción en la narrativa. Si el anterior
episodio fue un poco más de transición, este vuelve a meternos de lleno en una historia impresionante. Nos habla de la heroicidad y
del código de honor que algunos todavía mantienen en una galaxia que ya no le
tiene miedo al Imperio. Y, es con esa demostración de honorabilidad y de
confianza mutua donde termina el episodio.
Un episodio de una composición brillante. Con unos detalles
inimaginables hace años y, con un trasfondo épico de carácter indescriptible.
Sigo echando en falta el humor, pero cada escena con el Bebé Yoda me quitan
todas las penas. Es, sencillamente, adorable.
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