Jessica Jones. T3 / Final de Netflix.

La última temporada de Jessica Jones recupera el ritmo perdido en la T2, sin embargo, no funciona lo bien que debería. El argumento es interesante: un asesino en serie totalmente metódico que mata a placer y al que Jessica tiene que hacerle frente. El problema es que no hay forma de conectar con la historia. Thris, coincidiendo con el final de la segunda temporada, consigue poderes y se convierte en Hellcat. Esos poderes invierten al completo su personalidad; pasando de ser dulce a una auténtica psicópata. 
 
He de decir que la segunda temporada me gustó, es bastante peor que la primera, pero funcionó bastante  bien en el sentido de buscar  un final temprano. Este final llegó con la T3 cerrando la mayoría de las líneas argumentales aunque no lo consiguieron con una temporada fluida. No conocemos realmente las motivaciones del verdadero villano. Tampoco diluída trama de Hogart; queda a medio camino de la nada y el todo, cosa que es bastante exasperante.
 
En líneas generales, sin mucho preámbulo y sin mucha algarabía, la serie funciona a ratos. Es cierto que la inmensa mayoría de series son así, pero la serie despercidia una temporada y media para no ir casi a ninguna parte. El origen de Jessica Jones y Thris es algo que considero fundamental en este tipo de series y, es en ese momento cuando la serie se empieza a convertir en algo que realmente nunca tendría que haber sido. A la serie también la perjudicó que todas las series de Marvel de producción de Netflix estuviesen conectadas entre sí, por lo que sino veías una de las series, todo quedaba deslavazado y sin sentido. Esto fue un verdadero suplicio, porque para ser sinceros, varias de las temporadas de estas series, entre ellas la T2 de Luke Cage, la T3 de Daredevil y la T2 de The Punisher. Además, a esas había que sumarle el crossover de The Defenders, donde todo quedó con un final abierto terrible.

Me gustó más el personaje de Jessica Jones que la serie en general. Sin ella, no habría salido adelante en ningún momento. Incluso con ella, en ocasiones, costaba seguir adelante con las narrativas tan confusas y delirantes. Por otro lado, nos dejó el debut de la propia protagonista como directora. Hay que ser francos, sin Krysten Ritter la serie se hubiese hundido.
 
 

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