Sabrina quiere seguir avanzando T2.
Lo primero de todo es decir que es una serie que me fascina y que cuento las horas para que regrese. No es una maravilla, pero me encanta el universo creado y cómo se van desarrollando las tramas. Por supuesto, sigue teniendo errores y deberían subsanarlos más pronto que tarde. Aun así, me parece que es lo que pretende ser. No quiere ser Lost, simplemente quiere ser Sabrina y quiere entretenernos.
La estética, pese a ser el mismo lugar remoto de Greendale, es distinta (la segunda temporada es mucho más oscura). Esto hace que hayan resuelto varios de los problemas de edición que tuvieron en la anterior temporada. Los personajes siguen siendo los mismos, pero alguno de ellos tiene más profundidad. Es cierto que varios de los personajes son sumamente hostiables (en este blog estamos en contra de todo tipo de violencia salvo contra los personajes de las series) y que no aportan prácticamente nada a la trama principal. De hecho, esos personajes suelen ser los amigos de Brina (es casi como de mi familia, por eso me tomo esa confianza) y son los que más lastran el desarrollo de la historia. Les faltan carisma y tablas. Aunque hay que ser justos, solo Sabrina ha tenido la oportunidad de ser la hija de Don Draper. Los adultos siguen siendo el punto más fuerte en el que se sustenta la serie, sobre todo en tía Zelda y la señorita Wardwell. Claro que ambas tienen un recorrido importante, ambas han ayudado a salvar el mundo y la Tierra Media.
En cuanto a la historia decir que nos cuentan la creación del mundo y la aparición de Lucifer. También la de Lilith y la de sus seguidores. La iglesia de la noche y la continua persecución del Padre Blackwood a la familia Spellman sigue siendo el gran eje sobre el que se construye toda la temporada. Lo que hace que quiera ir viendo cómo van resolviendo estas cosas de cara a la tercera temporada.
Para mí es una de esas pocas series de Netflix que merecen la pena. No es una superproducción, pero tampoco es algo que no quiere ser. Cosa que le pasa a la mayoría de las series. Sabrina solo pretende entretener y lo consigue desde el principio hasta el final, pero hay que verla con la mente completamente abierta.
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