Vivir sin permiso: Un buen producto lastrado por la duración de los episodios.

"Vivir sin permiso" es una de las series más vistas de la televisión en abierto. La verdad, es que está justificado. No ya tanto por el formato insufrible de los episodios, todos, sin excepción duran más de 60 minutos (sin anuncios); sino más bien, por una trama que engancha a la perfección. Un narcotraficante gallego descubre que tiene Alzheimer y, tiene que buscar la forma de dejar todo atado antes de terminar perdiendo la cabeza. La idea original, está basada en tres relatos de Manuel Rivas (“Vivir sin permiso y otros relatos de Oeste”. Alfaguara.) y, quiero suponer, que la esencia principal está reflejada en la narrativa de la serie.  

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He de decir que me ha gustado. Alguno de los actores, con sus correspondientes personajes, sobre todo en la primera temporada, me han dado mucha pereza. Los mejores, han sido José Coronado, como Nemo Bandeira; Alex González, como Mario Mendoza; Luis Zahera, como Ferro; Pilar castro, como Asunción y, Leonor Watling como Berta. El resto, restaba más que sumaba. No obstante, este reparto ya citado, consigue llevar a buen puerto las dos temporadas. Ambas temporadas se han podido ver al completo en Netflix antes que en Telecinco (una mala distribución de la parrilla televisiva ha llevado a este hecho. La segunda temporada llevaba mucho tiempo en el cajón). 

La historia en sí, es atrayente. Las conspiraciones de poder son constantes y todo se centra más en lo personajes que en el tráfico de drogas. Obviamente, lo vemos en pantalla, pero no es lo más importante de la serie, para eso está “Fariña”. Aquí, tampoco ponen acento gallego. No lo necesitan. Creo que quedaría algo obsceno. El que sí tiene acento es Freddy, pero a ese le viene de serie (Édgar Vittorino, es colombiano), quizás lo exagera, aunque yo más bien creo es una característica de su personaje. 

Habría sido mejor con los 45-50 minutos de rigor por episodio (a ver, es cierto que Juego de Tronos nos atizó varios episodios con 90 minutos, pero no es lo mismo) y, con una aparición menor de determinados personajes. Lo único negativo, se lo encuentro en que, la trama política, no la terminan de cerrar bien. Quizás se explique sola por el final de la serie, pero hubiese preferido algo más claro. Por lo demás, decir que puede verse sin problemas, no es “Mad Men”, pero tampoco importa. Un digno entretenimiento. 

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