Vinicius, Mariano y Doctor Who.

Ayer fue el Clásico. Es decir, el Doctor contra el Amo, los Daleks, los Cybermen o cualquier otro villano. También fue el otro, el del fútbol español. Ganó el Madrid como lo haría el Doctor. Corriendo más que el rival.

Era una semana difícil. El equipo venía de una derrota dura en Champions contra un Manchester City que fue perdiendo hasta el 80. Remontaron y el mundo se nos vino encima. Después, venía el Clásico. Si se perdía, la opción más asumida, ya no quedaría nada por lo que luchar. Estábamos desahuciados. No confiábamos en nadie. Hasta que se apareció el espíritu del Doctor (ahora “la Doctor”, me niego a llamarla “la Doctora”).

En una de las temporadas de Russell T. Davies, (obviamente, era moderna), el Décimo Doctor viene de perder a Rose Tyler, de perder la TARDIS en manos del Amo y, de encontrarse perdido en Utopía buscando la forma de salvar la Tierra. Así estaba ayer el Madrid. Sin embargo, ambos consiguen vencer.

Vinicius, imbuido por una locura desmedida y de la valentía de no rendirse nunca, marcó el primer gol. “Soy el Doctor, corre”. La frase más repetida en toda la serie, por lo menos, en la era moderna. Luego entró Mariano y, como si le persiguiesen los Daleks en el propio Skaro (planeta natal de los Daleks), controló un balón, corrió y marcó. Dos a cero. 

No hemos ganado nada y, es más fácil que terminemos perdiéndolo todo, pero caramba, cómo se disfrutan estas victorias tan locas, tan típicas de alguien que viaja en una cabina telefónica de los años sesenta. Al Bernabéu sólo le faltó gritar “Allons-Y”.

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