La Maldición de Hill House. T1.

Tenía algún tipo de reparo a la hora de empezar la serie. La excesiva promoción de Netflix me había dado algo de pereza, ya que normalmente, suelen esforzarse mucho para tapar alguna serie algo mediocre, véase, Altered Carbon.

Craso error. El terror psicológico era constante; la narrativa barroca, como es de esperar en este tipo de series, pero con la plasticidad de mostrarte una historia mucho mayor a la de una casa encantanda, o un pasaje del terror cotidiano; interpretaciones que son el mejor reflejo posible para una familia que ha vivido bajo el yugo de una, digamos, "mala suerte", terrible. Y, es esa terrible historia que sufrieron los protagonistas cuando eran poco más que niños de entre 6-7 años y los 10-11 años, la que marca la más terrible aún, historia que ya vivirán de adultos.

Una historia que nos lleva a conocer a toda la familia Crain, compuesta por; Steven (Michiel Huisman), un escritor e investigador sobre terror, vamos, la fusión perfecta entre Stephen King e Iker Jiménez con su Cuarto Milenio; Hugh (Timothy Hutton y Henry Thomas), es el padre y el que vivió en primera persona los trastornos de su mujer y de sus hijos; Olivia (Carla Gugino) es la madre, de la cual nos hacen entender que tiene algún tipo de enfermedad mental que hace que se vuelva paranóica; Luke (Olivier Jackson-Cohen) es el hermano gemelo de Nell (Victoria Pedretti), ambos tienen una conexión muy especial que se marchita por la drogadicción de Luke, y, que concluye, con el suicidio de Nell; y, por último tenemos a las dos hermanas, una un poco mayor que la otra, pero ambas más jóvenes que Steven, que son: Theo (Kate Siegel) y Shirley (Elizabeth Reaser), Shirley regenta una funeraria y es la más estricta de todos los hermaos, mientras que Theo, tiene un tipo de poder sensitivo, que solo es capaz de usarlo mediante el tacto.

Con esos personajes, se cimienta una historia que juega con lo real y lo imaginario, también con lo paranormal y los dramas reales. Todo combinado de una forma muy ilustrativa y genuina, que nos lleva a conocer una historia en diferentes líneas temporales, con los que se consigue sumergir en el terror más absoluto al espectador, y que van confluyendo mediante hechos que ya hemos visto en pantalla o que estamos por ver, como por ejemplo, la aparición de la Mujer del cuello torcido. Es cierto que el final es algo más flojo y que busca cerrar todas las historias, pero está a la altura del resto de la temporada. A mí, el momento en el que casi me da un infarto fue en el final del episodio siete, justo cuando podría ser más previsible el susto, pero estaba mucho más centrado en entender la historia en su conjunto que de prepararme para lo que se nos venía, literalmente, encima.

Ahora que se acerca el final del año, no dudaría en catalogarla como de lo mejor que he visto en cuanto a narrativa y construcción temática del producto. Muchas ganas de ver cómo se desarrolla una segunda temporada, porque estoy convencido de que la habrá. Por cierto, hay dos claros guiños a la tercera temporada de Daredevil, quienes la sigan, lo comprenderán al momento.



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