The Good Doctor. T2.
Me costó entrar en la trama de la Temporada 1, pero a medida que iban pasando los episodios, conseguí empatizar con todo el reparto y con los protagonistas. También ayudó que tuviese una historia perfectamente diseñada con un cliffhanger (palabro) final a la altura de lo esperado. No obstante, esta segunda temporada, ha sufrido de mucho relleno. Hasta más o menos la mitad de la misma, no he conseguido meterme en la historia, por lo que mi interés ha ido sufriendo una gran bajada por momentos. Así, hasta el capítulo 13. En él, conseguí volver a empatizar con los personajes y con todo lo que estaba viendo en pantalla, es cierto que las técnicas médicas siguen siendo poco menos que surrealistas, pero uno sabe que, al ser ficción, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Me gustó que, por fin, tuviésemos un villano a la altura del doctor Murphy. Aunque luego resultase expulsado del hospital. Estas cosas, también le restan credibilidad. No es posible que Shaun, consiga salirse siempre con la suya. Lo mismo pasa con Lea, recordemos que, a mediados de la T1 se muda y Shaun se queda con el corazón roto, pues bien, sino llega a ser por ella, los primeros episodios de esta temporada hubiesen sido bastante insufribles. Ambos se van a vivir juntos y, Murphy tiene que ir soportando a todos los ligues de una noche del personaje interpretado por Paige Spara.
Las tramas secundarias tampoco ayudaron a aligerar la serie. Claire, Melendez y Glassman siguen siendo muy importantes en la ficción, pero no aportaron muchas más cosas de las previsibles. Para mí, esto es un síntoma claro de la falta de ideas que pueden llegar a sufrir los guionistas y, sobre todo, David Shore.
Ya en el final de temporada, la historia vuelve a encauzarse y, consigue que vuelva a tener ganas de seguir viéndola. No sé si aguantaré mucho más, quiero pensar que arreglaran todos los errores en la futura temporada que empiezan a rodar en junio, pero la sombra de House sigue siendo alargada.
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