Seguimos luchando con Juliana. El hombre en el castillo. T2.

Es cierto que se aleja de lo que nos mostró en la primera
temporada con las conspiraciones entre Japón y la Alemania Nazi, pero porque es
necesario. Las conspiraciones están bien, pero no puedes sustentar todo el peso
de una temporada en ello. Como era previsible, Hitler se está muriendo, y eso
provoca un nuevo caos en el sistema. Alguien tendrá que hacerse con el control
de la dictadura y, necesitará poner en funcionamiento la defensa del imperio. Lógicamente,
la dictadura Nazi, no consigue tapar eternamente la muerte de Hitler, lo que
supone, nuevamente, unos movimientos ajedrecísticos en el tablero mundial. En
este fragmento de la historia acompañamos a Joe Blake, quién resulta ser el
hijo del segundo cargo más alto del régimen Nazi.

Por otro lado, Frink acude a la resistencia con la
esperanza de que le ayuden a dar con Juliana. Cada vez se va metiendo más y más
hondo en la organización y termina siendo una pieza fundamental en la lucha armada.
Esas serían las historias principales, pero la más
intrigante es la de Tagomi. No sabemos cómo, él consigue llegar al mundo
actual. Es decir, a una realidad completamente alejada de lo que él había
estado viviendo hasta ese momento. Allí, en ese universo paralelo,
descubre que su hijo está casado con Juliana y que le han dado una nieta.
La temporada pasa por algún altibajo, pero es lo
suficientemente buena como para hacer que quieras seguir sabiendo qué es lo que
está pasando y cómo afectaran los hechos a los protagonistas. He de decir que
mis sensaciones son algo confusas sobre el principio de la temporada, ya que la
dejé apartada hasta que Amazon confirmase la fecha de estreno de la cuarta y última
temporada. Pese a todos los puntos negativos que podemos encontrar en el
desarrollo, especialmente en la primera parte de la temporada, sigue siendo una
de mis favoritas.
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