Trump, prepárate, van a por ti: The Good Fight. T2.

La serie sigue avanzando y, consecuencia de ello es que la temporada se divida en dos. La primera mitad se basa en el juicio contra Maia Rindell y las acusaciones de que era sabedora de los delitos fiscales de sus padres y, la segunda mitad de la temporada, se centra en la relación de Diane Lockhart con el presidente Trump y sus pesquisas para acabar con un bufete que le está haciendo mucho daño al partido Republicano por representar a los que afirman haber sufrido violencia policial.

Como es lógico, los hechos a los que se tiene que enfrentar Diane, repercuten en el bufete del que ahora mismo es socia principal. Cosa que vemos reflejado los múltiples asesinatos contra abogados que hay en la ciudad de Chicago (Recordad que hay que pronunciarlo con el tono de Aramís Fuster). Estos asesinatos, hacen que la trama gire y se convierta en una investigación con motivaciones políticas para el partido Demócrata.

Con la aparición del partido Demócrata, reaparece Ruth, la "archienemiga" de Eli Gold (la serie está pidiendo a gritos su regreso). Es en ese preciso momento cuando empezamos a comprender que hay algo más tras el intento de Empeachment (Enmelocotonamiento, uno de esos "palabros" graciosísimos). El intento fracasa, pero no la invesitagación contra Diane Lockhart por parte de la fiscalía y el FBI. La piedra angular de esa investigación es sencilla e inverosímil, quieren ir a por Reddick, Boseman & Lockhart usando a Kurt y al amante de Diane.

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Durante la testificación obligada de Diane y Kurt, cada uno por separado, Diane recibe una oferta cuanto menos curiosa. Una prostituta que afirma haber mantenido más de un encuentro con Trump, le indica la estrategia debe usar contra el presidente de los Estados Unidos de América. "Siga el rastro de mujeres". Con esas icónicas palabras, Diane encarga la investigación al fiscal que la está acusando de conspirar para asesinar al presidente Trump.

El informe que consiguen reunir en Reddick, Boseman & Lockhart no muestra algo que les ayude, pero deciden seguir la misma táctica que usó Donald Trump en las elecciones; la demagogia y la manipulación de pruebas.

La temporada, con un ritmo infinitamente superior al que nunca tuvo The Good Wife, avanza de forma trepidante y absorbente, el único punto negativo es la constante premisa de que están luchando contra Trump y no la defensa de clientes ajenos a todo movimiento político. Marissa y Maia siguen siendo un soplo de aire fresco entre tanta conspiración política. Posiblemente, junto a Diane, los dos mejores personajes de toda la serie.

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