Echo de menos a Carrie Bradshaw.
Más de un día y más de dos me sorprendo a mí mismo hablando con
Carrie. Con Carrie Bradshaw, no creo que haya que aclararlo, pero por si acaso.
La echo de menos. A ella, a Samantha, a Charlotte y a Miranda. También a Mr. Big,
pero menos. Ahora a Mr. Big le llamo Peter Florrick por culpa de Alicia.
El otro día leí una lista de las mejores series de la
historia. Creo que no tienen ni idea. Hay cosas que no se pueden cuestionar.
Vale que Westworld no sea para todo el mundo, pero que no aparezca en la lista
me parece un insulto. Aunque lo grave vino con Sexo en Nueva York, la sitúan por
detrás de El Cuento de la criada. Nadie en su sano juicio puede tomarse algo así
en serio. Ese es el problema principal de las listas que, la mayoría de
las veces son tontas. Siguen un criterio que nadie entiende y que nadie
aplica en su vida cotidiana.
Yo tengo más en común con Carrie que con la petarda de June.
Sí, es una soberana petarda. Supongo que la colocan por delante del cuarteto de
Nueva York porque es la moda. Pese a que las que más saben de moda son las
otras. El Cuento de la criada es una distopía, aunque más de uno y más de dos
creen que es profecía. Es como tener una cabeza llena de serrín y repetir
siempre la misma cantinela.
De todo lo contrario está llena la cabeza de Diane Lockhart.
Ella lanza hachas y litiga como nadie. Otro que litigaba como nadie era Will Gardner,
pero para mi desgracia sé que no va a volver. La que sí espero que
vuelva es Maia Rindell. La necesito tanto en mí vida como a un Cosmopolitan y
unos Manolo Blahnik.
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