Minicrítica: London Spy.
London Spy no es una serie de espionaje clásica, es más bien una versión más adolescente de una trama que entremezcla política y corrupción. Son pocos episodios, pero los enigmas se van sucediendo entre los capítulos; en ocasiones, cuesta hasta seguir el hilo de todos los hechos que van mostrando en pantalla.
En cuanto a la trama, decir que empieza como la historia de amor de dos hombres jóvenes, Danny
(Ben Whishaw); una persona que es sociable, muy sexual, y romántico, que cae enamorado
por el antisocial, enigmático, y brillante Alex (Edward Holcroft); un agente del MI6 del cual nadie puede ni confirmar ni desmentir nada. Tan
pronto como descubren lo perfectos que son uno para el otro, Alex
desaparece. Danny entonces encuentra su cuerpo. Es justo en ese momento en el que los factores relacionados con el espionaje entran en juego. Vemos un Londres que se divide en diferentes clases y cómo afecta eso a las relaciones sentimentales que puedan existir entre unos y otros.
La serie en conjunto no es mala, pero tampoco brillante. Entretiene, pero la falta de ritmo en ocasiones la hace algo tediosa, al igual que ver de una forma muy vaga la relación entre Danny y Alex con los factores políticos que intervienen en ella. Tampoco ayuda el desconocimiento que hay sobre el personaje de Alex. Es una serie para ver una tarde tranquila, con el cerebro en standby.
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